La pluma y la tuerca
ELECNOR Y ENAGAS
Ambas empresas, participantes en el Proyecto Integral Morelos, recibieron financiación pública a través del Fondo de Internacionalización de la Empresa Española.
Queremos señalar la responsabilidad existentes por parte de estas empresas y del Estado Español que las financia en la violación de los derechos humanos y el grave riesgo que supone el Proyecto Integral Morelos en México.
Participación de los trabajadores en la empresa
Nuestro sistema de relaciones laborales tiene un doble canal representativo:
1. Representación unitaria (RLT): Delegados de personal (DP) y miembros de los Comités de Empresa. Por Convenio Colectivo se pueden constituir comités intercentros y en empresas internacionales Comités de Empresas Europeos. Son elegidos por todos los trabajadores de la empresa o centro de trabajo durante un período de tiempo preestablecido.
2. Representación sindical. Se designan de acuerdo a los estatutos de los sindicatos por los trabajadores afiliados a los mismos. Está formado por las Secciones Sindicales (SS) y, en su caso, Delegados Sindicales (LOLS).
En el campo de la salud laboral existen órganos específicos: comités de seguridad y salud CSS) y delegados de prevención (DP).
Ambas representaciones están conectadas, pues los sindicatos están legitimados para promover elecciones a la representación unitaria (sólo los sindicatos mayoritarios) y presentar candidatos.
A través de ambos los trabajadores pueden ejercer sus derechos de información (ej. copia de los contratos), consulta y participación en la empresa y promover conflictos colectivos.
Tienen ciertos derechos y garantías referidas básicamente al despido y a las horas sindicales.A falta de esta representación unitaria o sindical se han regulado comisiones ad hoc en materia de traslados colectivos y procesos de modificación sustancial de condiciones, ERTEs, EREs y concursos de acreedores.
La jornada irregular aumenta los riesgos psicosociales
El trabajo se puede pensar como la relación laboral establecida por contrato donde se acuerda tiempo de trabajo a cambio de salario.
El tiempo o jornada tiene dos perspectivas. La perspectiva del empresario es la jornada efectiva, el tiempo que el trabajador dedica a su cometido laboral propio, el tiempo que el trabajador se encuentra en su puesto de trabajo. La perspectiva del trabajador es la de la jornada real, el tiempo que el trabajo le resta de hacer otras cosas, donde se podrían incluir el tiempo de transporte, el de cambiarse en el vestuario, el de los descansos. La jornada de 8 horas ha sido un logro, como lo fue la jornada regular.
La reforma laboral del PP socavó este derecho permitiendo que la empresa disponga de un 10% del tiempo de la vida del trabajador a su capricho para ajustarse a la demanda, para eliminar el pago de las horas extras, y en definitiva, para incrementar, todavía más, sus plusvalías y beneficios mediante la flexibilización de la jornada. Esto supone otra merma en la libertad personal del trabajador y otro empujón, por parte del Estado, al incremento de la desigualdad de poder en esta relación laboral.
La ventaja que obtiene la empresa es evidente, pero el trabajador se ve sometido a una situación en la que, avisándole con 5 días de antelación, le pueden programar su trabajo y su tiempo desde el punto de no tener que trabajar durante una semana, hasta el de tener que trabajar 10 horas al día durante un mes entero. Esta situación de incertidumbre por la jornada irregular ocasiona en el trabajador un daño incuestionable en su vida social y familiar. Lo podemos considerar como un factor de riesgo psicosocial grave ocasionado por la organización del trabajo y amparada por la ley.
Los problemas de conciliación con la familia, los problemas para hacer una vida social satisfactoria, la fatiga ocasionados por jornadas de 10 horas al día, los problemas de estrés por la falta de tiempo para la vida personal… son problemas que ignoran las empresas, pero que la acción sindical, la negociación del convenio y los delegados de PRL deben afrontar. Aunque la ley, de momento, esté de su parte, las inspecciones de trabajo suelen obligar a las empresas a realizar una evaluación de riesgos psicosociales y a adoptar las medidas que exijan el análisis de sus resultados. Cuando perdemos el control de nuestro tiempo alguien lo gana. Cuando perdemos parte de nuestra libertad, alguien aumenta su capacidad de dominar. Hay que pararlo.
Contra el trabajo
La abolición del trabajo como actividad impuesta no es nada nuevo pero incluso la izquierda ha aceptado su necesidad. La reducción de la jornada y la renta básica son alternativas viables pero que han de vencer la cultura del trabajo que ha estructurado nuestra sociedad y nuestras vidas. |
En 1930 Keynes predijo que en el 2030 se trabajaría 15 horas a la semana. En la actualidad mucha gente está desesperada por encontrar trabajo y, a la vez, trabajamos más horas incluso cuando la productividad sube. El trabajo es un problema, porque trabajamos mucho o porque no podemos trabajar.
El trabajo se ha aceptado como algo incuestionable. La izquierda ha centrado su esfuerzo en introducir a las personas y empoderarlas en el ámbito del trabajo abandonado, casi por completo, su lucha para reducir la jornada laboral. Consideran que no es el trabajo lo que aliena, sino las condiciones en las que se desarrolla o la falta de democracia a la hora de tomar las decisiones. Pero el trabajo está sirviendo solo para producir capital y no para distribuir la renta ni garantizar vidas dignas.
El trabajo es una actividad productiva de carácter personal basada en la necesidad. Puede ser de tres tipos (forzado, asalariado o de subsistencia) y todos tienen en común que son impuestos a las personas por la fuerza o por la necesidad; cuando hablamos de trabajo no nos referimos a la actividad voluntaria.
Debemos evolucionar del paradigma de la escasez al paradigma de la abundancia; de la necesidad al deseo; de la obligación a la participación voluntaria en la sociedad.
Es difícil separar estructuras e ideologías. Hay muchos elementos que nos obligan a trabajar: la necesidad de pagar el alquiler y la comida son las más importantes. Esos argumentos se ven reforzados por todo un acervo cultural e ideológico que presentan el trabajo como la principal obligación del ser humano y como un requerimiento moral.
Tener salarios más altos o mejorar las condiciones de trabajo ayudaría a la gente que puede tener trabajo, pero hay gente que no puede conseguirlo. Además muchas de nuestras actividades, que son indudablemente útiles y productivas, no están remuneradas (como el trabajo de cuidados).
Existen otras maneras de estar en el mundo y relacionarnos con otros y con el medioambiente, más allá de lo laboral. El principal problema estriba en nuestra falta de tiempo e imaginación para cultivar una vida rica fuera del trabajo.
Alternativas a estas disfunciones serían:
- Reducción drástica de las jornadas de trabajo como manera de crear más puestos de trabajo y dar más tiempo para poder realizar otras actividades.
- Renta básica universal y suficiente que permita el desarrollo voluntario de tareas socialmente necesarias (lo que constituirá la abolición del trabajo).
- Servicios públicos (sanidad, educación, vivienda y transporte) garantizados.
La renta básica y la reducción de la jornada laboral nos obligan a imaginarnos una vida fuera del trabajo. Pero es muy probable que incluso disfrutando de una renta básica garantizada y suficiente, la gente quiera además, un trabajo remunerado.
El trabajo y la familia forman parte del mismo sistema. Organizan, respectivamente, las actividades de producción y de cuidado. Tenemos que generar alternativas al sistema completo por lo que las tres medidas propuestas son imprescindibles.
No queremos sólo trabajar mejor; queremos trabajar menos. Lo que necesitamos es un “asalto frontal a la cultura y a las instituciones del trabajo, a sus ideologías y estructuras.” (Kathi Weeks).
No hay nada nuevo: Ya en el siglo XIX Lafarge decía que “el trabajo es la causa de toda degeneración intelectual, de toda deformación orgánica.” En los 70 los autonomistas italianos rechazan el trabajo y el movimiento “Wages for Housework” (salarios para el trabajo doméstico) visibiliza el trabajo dentro de la familia. En los 80 André Gorz escribió: “La abolición del trabajo es un proceso que ya está en marcha”. En el 2002 el Grupo Krisis publica su “manifiesto contra el trabajo” (Bibliografía).
Hay dos elementos que dificultan la evolución a esta sociedad sin trabajo que son fruto de nuestro devenir social: la construcción del deseo en la sociedad de consumo y el efecto disciplinario del trabajo.
- El consumismo ha sido la manera que ha encontrado el sistema para resolver la incongruencia entre el paradigma de la escasez, en el que se basa la competencia y la acumulación capitalista, y la realidad de la abundancia que nos ha proporcionado el desarrollo tecnológico y la acumulación material y de saber. Hemos llegado al absurdo de generar unas necesidades más allá de los límites de la naturaleza para mantener esta dualidad. Los desperdicios son el resultado y el símbolo de esa distribución asimétrica de los recursos que separa una sociedad del consumo de una sociedad desposeída.
- El trabajo ha sido útil para disciplinar a las personas y para cargar de responsabilidades a aquellos que están excluidos del trabajo, a los que culpa de falta de esfuerzo o de iniciativa. El trabajo nos regula la vida limitandonos los tiempos, los espacios y los medios materiales para desarrollarla, y también los criterios de valoración de nosotros mismos y los demás.
Esta regulación de la vida es lo que nos han enseñado a identificar con lo humano; con lo social. Existe un miedo a perder este referente y a que esto derive en una descomposición social masiva: imaginamos una indisciplina de masas al ver en el trabajo la única herramienta que nos puede tener controlados, o imaginamos una sociedad completamente pasiva al considerar el trabajo como el único elemento potencialmente motivador.
1º de mayo
Cada primero de mayo, la clase trabajadora sale a la calle para recordar a esos 8 anarquistas injustamente condenados por el estado, y por el resto de personas trabajadoras que supieron resistir y luchar contra la explotación y la represión del estado por mejorar sus vidas y las nuestras. |
El Primero de Mayo o Día Internacional de los Trabajadores es la conmemoración del movimiento obrero y se celebra prácticamente en todo el mundo, es un día de reivindicación y recuerdo del movimiento obrero durante la Revolución Industrial. La jornada laboral de ocho horas que hoy conocemos tiene su origen en esta fecha, y esta se declaró festiva en el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional en 1889.
Todo comenzó el 1 de mayo de 1886 en una huelga que congregó a unas 200.000 personas en la capital del Estado de Illinois. El motivo de la huelga era el reclamar y exigir una jornada laboral de ocho horas que la patronal no cumplía, a pesar de que la Ley Ingersoll, firmada por el entonces presidente Andrew Johnson en 1868, establecía una jornada de ocho horas para todos aquellos empleados de oficinas federales y trabajadores de obras públicas, salvo excepciones y en «casos absolutamente urgentes». Pero esta ley no contemplaba a los obreros industriales cuyas jornadas eran de más de once horas diarias.
La huelga finalizó el 4 de mayo, día que se produjo la Revuelta de Haymarket en la que La policía abrió fuego contra la multitud matando a 38 personas, dejando más de 200 heridos y responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero, posteriormente se continuó con la detención de cientos de trabajadores en calidad de sospechosos.
El 21 de junio de 1886, se inició el juicio que estuvo envuelto de irregularidades, llegando a calificarlo como un fraude, en el que los ocho obreros anarquistas fueron juzgados y declarados culpables. Tres de ellos fueron condenados a prisión (Samuel Fielden, Oscar Neebe y Michael Schwab) y cinco a muerte (George Engel, Adolph Fischer, Albert Parsons, August Vincent Theodore Spies, y Louis Lingg), los cuales serían ejecutados en la horca el 11 de noviembre de 1887.
A finales de mayo de 1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros.Desde entonces, cada primero de mayo, la clase trabajadora sale a la calle para recordar a esos 8 anarquistas injustamente condenados por el estado, y por el resto de personas trabajadoras que supieron resistir y luchar contra la explotación y la represión del estado por mejorar sus vidas y las nuestras.
LA PLUMA Y LA TUERCA
BOLETÍN MENSUAL DEL SINDICATO CGT METAL MADRID – Nº11 MAYO 2021
Boletín creado desde el SP de CGT Metal Madrid.
Os animamos a que participéis, tanto a lxs afiliadxs como a las secciones sindicales, sólo tenéis que mandar vuestras opiniones sobre el tema que creáis conveniente enviando vuestro artículo a comunicacion@cgtmetalmadrid.com.
Esperemos que sea de vuestro interés y difundáis entre vuestros compañerxs y contactos.