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1 de mayo de 2020. Ahora más que nunca: Defendamos lo público contra las desigualdades

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Artículo de opinión de Enric Tarrida, secretario de Comunicación del País Valenciano y Murcia

Estamos ante un 1 de mayo insólito, un 1º de mayo sin pisar las calles, sin poder salir de casa, sin poder manifestarnos. Este año no tendremos nuestra especial jornada de lucha y fraternidad como clase trabajadora. Pero no renunciamos a declarar nuestro empeño en una sociedad más humana, sin desigualdades, sin excluidas, una sociedad donde unos pocos no vivan (cómo viven) del trabajo de la mayoría.

Las duras situaciones que están padeciendo hoy miles de personas deben servir para reforzar nuestros valores de solidaridad, nuestro anhelo de justicia, nuestro convencimiento que el ser humano tiene en el apoyo mutuo su mejor herramienta para superar las graves situaciones que sufre como especie, y que hoy es básicamente el esfuerzo y sacrificio de las personas trabajadoras lo que nos puede salvar de la pandemia. Son auxiliares, enfermeras, médicos quienes en primera línea se juegan incluso sus vidas para salvar las ajenas. Son las personas trabajadoras de la limpieza, los agricultores, pescadores, personal de la alimentación, conductores, marinos, estibadores, periodistas… quienes, muchas veces con escaso medios y bajos salarios, se la juegan para permitir que esto funcione.

Son las trabajadoras y trabajadores, como siempre, los que dan la cara en los momentos difíciles, las que se dejan la piel, quienes no se esconden en sus villas, ni disfrutan de un confinamiento de lujo. Hoy es necesario pararlo todo, el mercado ya no es el dios supremo, los ricos se ocultan aunque los especuladores sigan haciendo su agosto. Por suerte hoy no confundimos precio con valor, y sabemos que no todo se puede medir con la vara de la economía mercantilista que rige nuestra sociedad.

Somos nosotras, quienes sufrimos por lo propio y por los demás, quienes debemos atender a las personas enfermas, compartir los padecimientos, las muertes, las pérdidas de seres queridos. Somos nosotras quienes también pagamos la situación con la pérdida del trabajo, quienes tenemos horizontes de incertidumbre sobre nuestras vidas y la de nuestros iguales.

Hoy muchas personas conviven entre miedos; miedo a la enfermedad, miedo al desempleo, miedo al futuro.

Se dice que la solidaridad es la ternura de los pueblos, hoy más que nunca podemos sentirlo, percibir este valor como imprescindible para salir enteros, de la debacle, como personas y como sociedad.

Desde la CGT, igual que otros colectivos, llevamos luchando, desde el más absoluto ostracismo, por lo público, por una enseñanza pública y de calidad para todas, por los transportes públicos, por un ferrocarril público y social, por el salvamento marítimo, por centros para personas mayores fuera del negocio… y como no, por una sanidad pública y de calidad, donde todas tengamos asegurada la asistencia que necesitemos, y cuyos profesionales trabajen en condiciones justas y dignas. Venimos denunciando que hay muchos servicios que no pueden estar gestionados de modo privado, que el afán de lucro no puede convivir con su propósito, que nadie debe hacer negocio de ello, de nuestra salud, de la educación de nuestros hijos, del cuidado de nuestros mayores… Que no lo debemos permitir, ni ahora ni nunca.

Del mismo modo desde la Confederación luchamos y exigimos sin descanso los derechos sociales que aseguren que nadie quede excluido de tener una vida digna; del derecho a la vivienda, a un trabajo digno, de una renta de las iguales.

Hoy estas afirmaciones no resultan tan ajenas al sentir de la población general. Los defensores de “vender” los servicios públicos al mejor postor, de dejarlos en manos del sacrosanto libre mercado, callan agazapados esperando mejor momento, confiando en la corta memoria del ser humano.

Cuando se evidencia que la existencia de una sanidad pública es la que está permitiendo que esto no se desmorone, las voces privatizadoras enmudecen, sabedoras que su alternativa es, en estos momentos, obscenamente insoportable, es decir que quien no tuviera como pagársela, se jodiera (ver ejemplo de EEUU), esta opción es inviable en nuestra sociedad. Tenemos claro que pocas nos podríamos permitir pagar una sanidad privada, que muchas quedaríamos abandonados a nuestra suerte, o en el mejor caso en manos de la beneficencia.

La sanidad pública ha dado el do de pecho, y a pesar de sus recursos menguados desde la crisis, de los recortes sufridos, de estar trabajando siempre al límite, sus trabajadoras y trabajadores hacen posible lo imposible. De todo esto se ha dado cuenta toda la sociedad, y así se manifiesta cada día, en actos simbólicos y en otros mucho más reales.

Pero no nos engañemos, nuestras “salvadoras” no son de hierro, enferman y se derrumban ante lo que están viendo y sufriendo, y no todas se podrán levantar. Ellas y nosotras necesitamos que no solo ahora, sino también mañana y pasado, nos acordemos de todo esto. Aprendamos la lección de lo que es importante de verdad, para vivir, para sobrevivir, y que debemos cuidarlo y mimarlo, porque en ello van vidas y nuestros futuros, los de nuestros hijos, familiares y amigos, los de todos. No tengamos duda de que otros malos tiempos vendrán, y solo lo servicios públicos sirviendo al interés común y general de todas nos pueden salvar, solo el apoyo mutuo, solidario y generoso nos permitirá salir airosas.

Hoy descubrimos que podemos vivir sin futbol, sin tour, sin olimpiadas, pero no sin nuestros profesionales sanitarios, sin la agricultura, sin la pesca, sin el transporte que nos hace llegar los productos de primera necesidad. Hoy la ley de la selva del modelo político que nos quieren imponer cotiza a la baja.

Mañana acordémonos de esto, por favor, es cuestión de supervivencia, no lo olvidemos. Porque “el bicho” no está muerto, solo agazapado, esperando su momento. Más allá de los aplausos, de las loas, hay que asumir sin complejos que solo con la lucha diaria en defensa organizada de nuestros servicios públicos, en la construcción común de una sociedad más justa y solidaria, tenemos futuro. Grabémoslo a fuego en nuestro ADN, para que cuando esto pase, no nos dejemos engañar de nuevo, con lo cantos de sirena de los tahúres.

Recordemos para estos momentos y para otros también muy importantes, no tener memoria, olvidarnos de nuestra historia, nos condena a repetirla.

Salud

Enric Tarrida

Secretario de Comunicación del País Valenciano y Murcia

sp-comunicacion@cgtpv.org

Vía:
http://rojoynegro.info/articulo/ideas/1-mayo-2020-ahora-m%C3%A1s-nunca-defendamos-lo-p%C3%BAblico-las-desigualdades

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28 de abril Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo

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Porque la salud debe estar siempre por encima del negocio

La crisis del Covid-19 está dejando al descubierto la falta de escrúpulos de la patronal de nuestro país. En muchos casos, la salud de las personas ha sido la última prioridad, ya que se ha tratado de mantener la producción contra toda lógica, sin dotar a los trabajadores y las trabajadoras de los medios necesarios para evitar los contagios.

La siniestralidad laboral, que no ha dejado de crecer durante los últimos años, con incrementos de hasta doble dígito en algunos de los sectores más precarios, tendrá en 2020 datos todavía más trágicos.

Los políticos tampoco han estado a la altura. Y es que donde hay muertos suele haber buitres. Lejos de trabajar para que el Covid-19 no incrementase sus terribles efectos sobre la población, hemos asistido a un debate diario tan repugnante como estúpido.

La externalización de servicios públicos y, en concreto, el aniquilamiento de la sanidad pública en beneficio de unos pocos intereses privados, ha acelerado el colapso de nuestro sistema sanitario. Ambulancias que llegaban demasiado tarde, hospitales sin los medios necesarios, donde el colapso ha dado lugar a un triage escandaloso para decidir qué vidas se salvaban y cuáles se daban por perdidas.

Las personas que trabajan en los hospitales han hecho y siguen haciendo todo cuanto han podido. Pero se han tenido que enfrentar a este terrible virus sin las más elementales protecciones de seguridad. La salud de estas personas no ha importado, ni tampoco las de sus familiares.

Cuando el pico de muertes diario no dejaba de aumentar, se recurrió a una paralización de trabajos no esenciales que terminó siendo un nuevo paso en falso, ya que un número exagerado de empresas consideraron su actividad como crítica y esencial. Ni la inspección de trabajo ni las consejerías de salud de las distintas comunidades autónomas hicieron nada por evitar la imposición del criterio empresarial.

Este 28 de abril debemos recordar el valor que tiene la salud laboral dentro del mundo del trabajo. Nuestras vidas valen más que los intereses de unos pocos. Si la siniestralidad laboral derivada de accidentes de trabajo ya era insostenible, la realidad vivida a raíz del Covid-19 demuestra que el problema no estaba en la falta de previsibilidad de los hechos: se trata de un problema mucho más profundo, de un problema moral que procede de la imperdonable deshumanización del mundo del dinero.

Si esta crisis nos está enseñando algo es que no podemos vivir el primer día después del confinamiento como si no nos hubiéramos enterado de nada. Porque exigir medidas preventivas es defendernos en el sentido más literal de la palabra. Defendernos a nosotros y nosotras y a nuestras familias.

Vía:
http://www.cgt-mclmex.org/2020/04/17/28-de-abril-dia-internacional-de-la-seguridad-y-salud-en-el-trabajo/

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24 de abril: Día de Acción Global por el Clima

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Hoy, cuando toda la población sufre en carne propia la pandemia del coronavirus y sus consecuencias, se hace patente lo urgente e ineludible que es aunar esfuerzos para, solidariamente, hacer frente a la enfermedad y sus repercusiones sanitarias y sociales. Unas consecuencias que son sufridas en mayor grado por las personas y los colectivos más vulnerables, que padecen no solo la crisis sanitaria sino la precarización y el empeoramiento de sus ya poco dignas condiciones de vida. 

Ese mismo conocimiento que nos hace entender que estamos ante una situación de emergencia, nos lleva a las organizaciones firmantes a continuar con la convocatoria de la “Acción global por el clima” del día 24 de abril. 

La humanidad enfrenta una emergencia climática sin precedentes en la que también es necesario actuar con la responsabilidad de proteger la vida en primer lugar. Esta defensa de la supervivencia debe llevarnos a tomar medidas ambiciosas y drásticas, en otras palabras, a asumir el estado de emergencia climática, impulsando las actuaciones necesarias y no las que se presentan como “políticamente posibles”, antes de que la situación nos desborde. 

Estamos al borde de un punto de no retorno marcado por una enorme pérdida de biodiversidad y por el incremento de la temperatura global, que pone en jaque a todo el planeta, incluida la humanidad y sus sociedades. Las consecuencias del cambio climático son, entre otras, un incremento de los grandes incendios forestales, la proliferación de enfermedades de regiones más cálidas, sequías más severas, subida del nivel del mar, también lluvias torrenciales que provocarán inundaciones, movimientos migratorios motivados por la crisis climática… 

El calentamiento global es consecuencia directa del modelo de producción y consumo que continuamente se demuestra incapaz de satisfacer las necesidades vitales de las personas, precarizándolas y poniendo en situación de vulnerabilidad a gran parte de la población mundial; de los ecosistemas y el resto de seres vivos que habitan este planeta. Mientras, arriesga nuestra supervivencia como especie, al basarse en la explotación ilimitada de los recursos naturales, impactando de manera injusta en las poblaciones más pobres y vulnerables. Pero en esta crisis, la ciencia también ha señalado la vía de actuación, que no es otra que la descarbonización de nuestro sistema económico, especialmente en las sociedades industrializadas occidentales que tenemos más responsabilidades y mayores capacidades. Un sistema económico que se ha paralizado ante la crisis del coronavirus y que debemos replantearnos antes de reiniciar. 

Ante ello, las organizaciones firmantes, de acuerdo con la ciencia, manifestamos que sí, que participamos de la idea de la necesidad de apoyar la salida de las crisis generadas por el coronavirus, pero matizamos que esta no puede reproducir el modelo que nos ha conducido hasta la emergencia ecológica y social actual. Que se puede y debe incorporar lo que hemos aprendido. Que debe basarse en las personas, en sus posibilidades y en sus necesidades, así como en la protección de nuestros recursos naturales. Una idea que resumimos en la frase “salgamos del parón y transformemos la actividad de un modo climática y socialmente justo”. 

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Carta de CGT a la Ministra de Igualdad

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Trabajadoras embarazadas y en período de lactancia

La CGT ha remitido una carta a la Ministra de Igualdad en la que le ha trasladado la petición de prestación para las Trabajadoras embarazadas y en período de lactancia, en riesgo por el covid19.

La actual pandemia del Covid19 está poniendo a prueba a toda la sociedad española y, tanto las administraciones públicas como las empresas, deben estar a la altura de las circunstancias, garantizando de manera real y efectiva la salud en el ámbito laboral de todas las personas trabajadoras y especialmente las personas calificadas como más sensibles.

En el “Procedimiento de actuación para los servicios de prevención de riesgos laborales frente a la exposición al SARS-COV-2 de 8 de abril de 2020” del Ministerio de Sanidad, se establecen recomendaciones, tanto a nivel preventivo como en el ámbito laboral, de cómo actuar para la protección del derecho a la salud de las personas trabajadoras con relación al COVID19.

En el citado procedimiento se definen las trabajadoras especialmente sensibles, entre otras, las embarazadas y lactantes, así como que se establecen medidas de protección según la situación de riesgo en la que se encuentre, llegando a poder acceder a la prestación de riesgo por embarazo o lactancia. Así mismo, se establece que en algunas situaciones de riesgo, no se precisa ni adaptación ni cambio de puesto, permaneciendo en su actividad laboral habitual, por ser riesgo comunitario o por no estar en contacto con personas sintomáticas.

No obstante a lo anterior, es notorio y conocido que una de las vías de propagación y de infección del Covid19 es a través de las personas asintomáticas, es decir, aquellas personas infectadas pero sin síntomas. Esta realidad, todavía no cuantificable por la falta de recursos en la presente crisis para poder detectarlo, conlleva obligatoriamente que se amplíe la protección, tanto de naturaleza preventiva como en medidas correctoras, para disminuir y eliminar el riesgo. Así mismo, en el citado

procedimiento no se han tenido en cuenta los riesgos a la exposición de contagio durante el transporte, tanto a la ida como a la vuelta de la jornada laboral.

En consecuencia, desde CGT entendemos que a las trabajadoras embarazadas y lactantes se les debe de garantizar una seguridad integral, de manera real y efectiva.

Para ello, consideramos que, desde las diferentes instituciones con competencia en materia de Sanidad, Igualdad y Seguridad Social, hay que transmitir un mensaje claro de protección a estas trabajadoras en los términos de la propuesta que formulamos a continuación:

 Acceso directo e inmediato de las trabajadoras embarazadas y en período de lactancia a la prestación de riesgo por embarazo y lactancia a partir del conocimiento de la existencia de embarazo y durante el período de lactancia, al margen de la actividad a la que correspondan, cuando exista posibilidad de contagio tanto de personas asintomáticas como sintomáticas. Con la excepción de aquellas trabajadoras que se encuentren teletrabajando.

Todo ello con base en la normativa en materia de Prevención de Riesgos e Igualdad, recogida en los Artículos 14 y 26 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y el artículo 4 del Real Decreto 664/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de las y los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo.

Secretariado Permanente del Comité Confederal

Vía:
http://rojoynegro.info/articulo/ideas/carta-cgt-la-ministra-igualdad

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Ninguna persona es ilegal

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Desde hace años, la Confederación General del Trabajo (CGT), entre sus muchas luchas sociales destacan: la lucha contra el racismo, por el derecho a una vivienda digna y por una Sanidad Pública Universal para todas las personas sin ninguna distinción, especialmente desde que el Partido Popular intentó desmantelarla a base de recortes.

En esta lucha, la gran batalla en la que está inmersa la CGT es la que hace referencia a la negativa de otorgar el derecho a la Sanidad a las personas migrantes que viven en el Estado español en situación irregular, es decir, las llamadas “sin papeles”.

Con la Pandemia del COVID 19 que estamos sufriendo toda la población a nivel mundial, la CGT exige más que nunca que esos derechos sean aplicados a las personas migrantes, ya que no se las puede ni debe excluir de ninguna medida social ni sanitaria que el Gobierno ha determinado para todo el Estado, pues una situación administrativa no puede ser nunca la excusa para denegar el derecho fundamental de acceso a la Sanidad Pública y a sus prestaciones.

Tenemos especialmente presente la vulnerabilidad de las niñas y los niños menores no acompañados dado que, en la crisis sanitaria y el confinamiento que estamos viviendo se hace mucho más patente y cruel. El cuidado de estas personas que son menores y la defensa de sus derechos es un objetivo claro para la CGT que quiere hacer extensible a las instituciones del Estado español. Es responsabilidad de todos y todas.

Durante esta crisis socio sanitaria provocada por el COVID19, se están visibilizando los trabajos hasta ahora invisibles, como son los de limpiezas, los agrícolas, los de cuidados a mayores y/o dependientes, los repartidores, los transportistas, etc…, trabajos esenciales para el desarrollo y bienestar del país que, en su gran mayoría, son realizados por personas migrantes, muchas veces en situación irregular y en condiciones deleznables. Valga de ejemplo, las personas temporeras que son explotadas laboralmente, que carecen de todo tipo de derechos y que malviven en asentamientos infrahumanos, sin salubridad, sin servicios básicos y sufriendo el racismo social e institucional.

Por todo ello, la CGT exige la Regularización urgente de todas las personas migrantes y demandantes de asilo, así como la puesta en libertad de las personas encerradas en CIES y CETIS, autorización para trabajar a las mayores de 18 años, incluidas las extuteladas, sabiendo además que hay un déficit de mano de obra en estos momentos para trabajar en el campo, ya que se están solicitando más de 80.000 personas para las diversas recolecciones de la temporada, y, por supuesto, con medidas que dignifiquen las condiciones laborales y de vida de los y las trabajadoras agrarias que viven en los asentamientos.

¡ REGULARIZACIÓN YA !

Secretariado Permanente del Comité Confederal

Vía: http://rojoynegro.info/articulo/agitaci%C3%B3n/ninguna-persona-es-ilegal

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CCOO y UGT, ordeñando el Covid-19

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<<Detrás de toda gran fortuna siempre hay un crimen>>

(Honoré de Balzac)

Dicen que un panal de rica miel… Los hoy todopoderosos Kennedy se hicieron ricos y honorables saltándose las restricciones de la ley seca. El último pirata del mediterráneo, el mallorquín Juan March, creó un imperio bancario conspirando durante la guerra civil a favor de Franco, y hoy da nombre a una fundación filantrópica que luce con luz propia en el campo de la cultura humanística y científica. La química alemana Bayer se hizo una potencia en el sector  vendiendo el gas zyklon con que los nazis asfixiaban a los judíos durante el holocausto, y hoy encarna a uno de los equipos de fútbol más famosos del mundo, el Bayer Leverkusen. A los triunfadores no se les mira el diente, solo el talonario.

La crisis desatada por el Covid-19 también tiene sus depredadores. Y no solo entre los oportunistas y mercenarios que aprovechan las circunstancias para lucrarse traficando con los EPIs (Equipos de Protección Individual: mascarillas, test, respiradores, batas, guantes) o cualquier otro de material sanitario necesario para combatir la pandemia. Hay otros aprovechados que están entre nosotros, asimilados, al margen de los circuitos opacos en que se mueve la criminalidad organizada con licencia para especular. Son aquellas instituciones dignas de ninguna sospecha que usan la legalidad para sus impresentables fines. A menudo con el visto bueno de las propias autoridades, cuando no precisamente gracias a su dilecta complicidad, por acción u omisión. Altruistas de reconocido prestigio que brillan como agentes sociales <<representativos>>. Es el caso de la actuación de los sindicatos pretendidamente mayoritarios (la afiliación en España es del 13,7% de la población activa, el mínimo histórico) en el caso de las medidas laborales aprobadas por el gobierno de coalición de izquierdas para paliar la crisis social desatada por el coronavirus. Veamos.

Para empezar tenemos dos sindicatos, autodenominados de clase, que en 2010 y 2012 llamaron a la huelga general para revertir las contrarreformas labores perpetradas por el gobierno del PSOE, primero, y por el del Partido Popular, a continuación, para reasignar el impacto de la crisis financiera desatada en 2008. Luego contamos con una ministra en el gobierno de coalición de izquierda PSOE-Unidas Podemos que al tomar posesión de su cargo prometió solemnemente derogar la contrarreforma hecha en la etapa de Mariano Rajoy (la confluencia con Pedro Sánchez en el poder dejó sin respuesta acometer otro tanto con la realizada por José Luis Rodríguez Zapatero). Pasados pocos días de aquella triunfal presentación, la titular de dicha cartera en el Ejecutivo <<rotundamente progresista>>, la dirigente comunista Yolanda Díaz, anuló al punto del artículo 52 del Estatuto de los Trabajados  (ET) referido al despido por bajas médicas justificadas, dejando para más hacer otro tanto con las partes <<más lesivas>> de las normas introducidas por el PP.

Continúa en:
http://rojoynegro.info/articulo/ideas/ccoo-ugt-orde%C3%B1ando-el-covid-19

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