Mujer

Las mujeres de 8M fiesta y las mujeres de 8M manifiesta

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En el congreso extraordinario de Mérida de CGT, se propuso, tras el éxito obtenido en 2018, que los 8M fueran huelga incluso que fuera todos los años. Enfadadas de los trabajos que, feminizados por sectores (limpieza, alimentación, cuidadores, pequeño comercio, sociosanitario, educación, etc.), son precarios e invisibles aunque imprescindibles para el sistema. Pero se optó por evitar convertirlo en un día de fiesta como el 1 de Mayo. Tenemos facilidad para olvidar las razones de la lucha que originaron esta fiesta perdiendo su carácter reivindicativo.

Ha tenido que pasar una pandemia de la Covid-19, encerrarnos con situaciones para la mujer lamentables en sus 2 años de gestión, y en este tiempo se ha demostrado una y otra vez que cada crisis nos golpea duramente a las mujeres. Y cuanto más jóvenes peor. 

Hemos visto cómo la brecha salarial, la precariedad y la falta de contratación de las mujeres continúan. Es un hecho que las mujeres cogemos más excedencias no remuneradas para encargarnos de los cuidados y que somos nosotras las que, en caso extremo, decidimos no incorporarnos al mercado laboral para atender a las personas que dependen de nosotras. Desde el inicio de la pandemia, el número de mujeres en esta última situación ha aumentado. 

Todo esto, además de sobrepasarnos, nos empobrece y humilla con inseguridad de nuestra valía.

Y con el Covid llegó el teletrabajo, para algunas mujeres, que parecía la solución en el ámbito laboral ante la pandemia, nos ha enseñado la otra cara de la moneda, dado que lo asumimos más nosotras que los hombres y esto acentúa nuestra labor como cuidadoras y afecta a nuestra promoción. Es importante ver que aquí no solo hay brecha laboral, sino que existe una brecha de clase. Y esto, también nos sobrepasa. La parcialidad en los contratos es muchísimo mayor en mujeres que en hombres. 

La mayoría de las mujeres migrantes residentes están desempleadas o no tienen un contrato laboral y son muchas las que se encuentran en situación irregular. Hay que acabar con la explotación laboral a la que están sometidas, que no denuncian por miedo a ser expulsadas.

El Régimen Especial de Empleadas de Hogar es esclavista, con obligaciones y con menos derechos que cualquier otro régimen. Sin olvidar el maltrato y abusos que sufren las empleadas en algunos lugares de trabajo. 

¿Y cuándo nos quieran jubilar? Para tener una pensión digna hay que empezar hoy, luchando por nuestros derechos colectivos, contra las discriminaciones que dificultan la independencia económica y denunciando que este calvario laboral se traduce en una limosna por pensión. Avanzar es tomar conciencia de que el problema de las pensiones de las trabajadoras va unido al resto de condiciones laborales y vitales que se soportan.

Y, por si fuera poco: una nueva “reforma laboral” en la que nada cambia para nosotras (tampoco es que lo hayamos analizado bastante como mujeres): la temporalidad sigue sin resolverse, a pesar de que quieran maquillarla, llamando «indefinidos» a contratos semiatados de una naturaleza temporal, y sin tocar las causas de los despidos ni las indemnizaciones. Tampoco se resuelve la cuestión de las subcontratas y la externalización de trabajadoras, cuyas consecuencias las van a padecer sectores tan precarizados como el de las kellys, contratas de limpieza, etc.

Las desigualdades y discriminaciones que sufrimos las mujeres son estructurales y son consecuencia directa del actual sistema capitalista y patriarcal, que utiliza la violencia y todos los recursos a su disposición para mantener este orden social. Tenemos que estar organizadas y manifestar nuestra lucha. Somos supervivientes de un rancio patriarcado y tenemos que demostrar a las demás generaciones que es lo que no queremos.

Queremos tener vidas dignas de ser vividas, y para eso nos necesitamos unas a las otras. Y no solo en este país: no podemos olvidar que a lo largo y ancho del mundo millones de mujeres luchan cada día para cambiar las cosas (Afganas, Palestinas, Subsaharianas, etc.). 

Somos anarquistas pero sobre todo, luchamos por los derechos de la mujer y que reconozcan las aportaciones que hacemos las mujeres en la sociedad, hoy y siempre.  Ante esa fiesta, la anarcofeminista se manifiesta. Aún no hay nada que celebrar,..

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Visibilizar a las mujeres

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Las mujeres se enfrentan a una ginopia que en parte por misoginia y en parte por recelo hace que su participación y existencia diferenciada se omita en un gran número de áreas de la vida.

El feminismo lucha contra esta invisibilización y sus consecuencias mediante el empoderamiento.

Las mujeres constituyen el 49,58% de la población mundial (estas cifras incluyen la reasignación de las personas intersexuales). 

La pobreza está feminizada: El 70% de los pobres son mujeres, el 70% de los niños sin escolarizar y ellas hacen el 70% de los trabajos con solo el 10% de los salarios.

La misoginia es la “aversión a las mujeres” (RAE) y puede manifestarse de diversas maneras, que incluyen denigración, rechazo, discriminación y violencia contra la mujer. La misoginia es muy antigua y a la vez consecuencia y sustento del patriarcado.

Uno de los mecanismos más eficaces ha sido que la vida de los hombres ha representado al de todos los seres humanos. Se “habla de ginope para calificar a los sujetos o grupos u organizaciones que mantienen una práctica o patrón inveterado de omisión y exclusión, en el discurso y en la práctica, a la realidad de lo femenino o de las propias mujeres”. A partir de ahí la mujer es invisibilizada, estigmatizadas  y excluida en muchos aspectos de la vida.

Luchar contra estos prejuicios con la alteración radical de los procesos y estructuras que reproducen la posición subordinada de las mujeres mediante su empoderamiento personal, político y económico es un objetivo feminista.  El nivel de desigualdad es patente en España en muchos aspectos como por ejemplo: 

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Anteproyecto de Ley “trans”

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El pasado martes 29 de junio de 2021 en el consejo de ministros se presentó el Anteproyecto de ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI”. Este anteproyecto consolida algunos derechos para todo el estado para las personas LGTBI en el ámbito educativo y social como:

  • Simplifica el proceso para la elección de genero para que no se sienten identificadas con su sexo (Arts 37-45).
  • Permitira a todas las mujeres (incluidas lesbianas, bisexuales, transsexuales y las mujeres sin pareja, Disposición Adicional 4ª) vuelvan a tener acceso a técnicas de reproducción asistida dentro  en el Sistema Nacional de Salud después de 7 años sin acceso a ese derecho 
  • Permite la filiación de descendientes a parejas del mismo sexo no casadas (Disposición final 1ª).

El 7 de Junio en las Islas Canarias intentan poner en marcha esto mismo con la Ley 2/2021 (algo existente desde el 2014 en comunidades como Andalucía, Cataluña y Galicia).

No obstante esta iniciativa legislativa también puede representar riesgos consecuencia de:

  • La falta de garantías del proceso para los menores; en los casos de separación para la asignación de su custodia se requiere un informe psicosocial que no es preceptivo para el cambio de género.
  • Los efectos sobre las estadisticas basadas en sexo; como se valoraran las brechas de genero por ejemplo en los planes de igualdad. 

Preocupa la situación mental y social de las personas,  pero también existe la preocupación es el borrado de la “mujer” y la existencia del “sexo” como categoría biológica y jurídica. Esto haría imposible de combatir la desigualdad por razón de sexo desde el derecho. Sin tener igualdad entre hombre y mujer, queremos dar un paso de Paleolítico a la Era Galáctica.

El feminismo busca la igualdad de derechos; no es compatible con la fobia a los trans. El sexo es una realidad; no atenta contra ningún derecho. Es el género, cuando construye la jerarquía sexual, lo que puede atentar contra los derechos de las mujeres y de les trans.

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Violencia de género y derechos laborales

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Las empresas deben asumir su responsabilidad para erradicar al violencia de género. 

Desde el trabajo sindical debemos desarrollar protocolos que sirvan para concienciar, integrar y hacer efectivos los derechos de estas mujeres en nuestras empresas.

Las víctimas de violencia de género tienen una serie de derechos en el ámbito laboral. Estos derechos tienen como finalidad evitar que, a causa de la violencia que sufren, abandonen el mercado laboral. Para ello, se les reconocen derechos tendentes a procurar la conciliación del trabajo con la situación de violencia de género, se garantiza su protección si se ven obligadas a abandonar su puesto de trabajo y se procura su inserción laboral en caso de que no estuviesen empleadas. (Art 21 LO 1/2004). 

Dentro de estos derechos están:

  • Derecho a la reducción de la jornada de trabajo con disminución proporcional del salario o a la reordenación del tiempo de trabajo  (Art 37.8 ET).
  • Derecho a la movilidad geográfica. La empresa le reservará el puesto de trabajo durante los primeros 6 meses (Art 40.4 ET).
  • Derecho a la suspensión del contrato de trabajo por decisión de la trabajadora con reserva del puesto (Art 45.1.n ET).
  • Derecho a la extinción del contrato de trabajo por decisión de la trabajadora (Art 49.1.m ET).
  • Derecho a realizar su trabajo total o parcialmente a distancia o a dejar de hacerlo. (RDL 28/2020)
  • Las ausencias o faltas de puntualidad al trabajo acreditadas por esta causa se considerarán justificadas. 
  • Nulidad de la decisión extintiva del contrato y el despido disciplinario por el ejercicio de los derechos.

Los Convenios Colectivos y los Acuerdos de empresa pueden mejorar  estos derechos.

La situación de violencia de género que da lugar al reconocimiento de los derechos correspondientes se acredita mediante una sentencia condenatoria por un delito de violencia de género, una orden de protección o cualquier otra resolución judicial que acuerde una medida cautelar a favor de la víctima, o bien por el informe del Ministerio Fiscal, servicios sociales  o por cualquier otro título. Información sobre esta acreditación.

Es conveniente disponer de un Protocolo sobre víctimas de violencia de género en la empresa que incluya medidas de sensibilización, inserción y gestión de sus derechos.

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28 DE JUNIO: ORGULLO Y REVUELTA

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La madrugada del 28 de Junio de 1969 en el conocido local neoyorquino Stonewall, la historia de la discriminación hacia el colectivo LGBTQ+ cambiaría para siempre por las revueltas que se produjeron por el hartazgo de la comunidad ante el acoso policial y las detenciones aleatorias.

Esa noche seis agentes entraron en el club a la 1.20 horas  exigiendo la identificación de las personas que allí se encontraban, cebándose además con las personas no heteronormativas, es decir, transexuales, drag kings/queens, y hombres y mujeres que no cumplen los estereotipos de género. También por supuesto, con las personas racializadas. Pero lo que sí fue diferente aquella noche es que la policía se encontró con la resistencia de los allí presentes, entre ellas Marsha P. Johnson, Sylvia Rivera, Craig Rodwell y Stormé Delarverie. Ésta última se dice que llegó a golpear a un policía en la cara e incitó a que se levantaran contra el abuso policial, tal cual la revuelta se extendió por todo el barrio y duró cinco días. No era la primera vez que la comunidad se levantaba o protestaba, pero aquella noche algo cambió para siempre. 

El primer Orgullo LGBTIQ+ , por tanto, fue una revuelta que nos recuerda que, los primeros orgullos no eran el capitalismo rosa y la apología del estado heteronormativo y patriarcal en el que vivimos, sino que quienes acudían arriesgaban su integridad física y personal. Pero Stonewall no solo fueron cinco días de movilizaciones frente a la puerta del bar. Han sido décadas de intensa y disputada lucha a favor de la comunidad  en EEUU y Europa. Fue el trabajo de calle de los colectivos. Fueron quienes resistían y  sobrevivían diariamente en una sociedad que las rechazaba por ser además pobres, trans y/o no blancas. De hecho las trans racializadas fueron las mas activas,  junto a las chaperas y a las bollos de todo tipo, y no faltó la presencia de maricas que luchaban ocultas en grupos anarquistas, antibelicistas, comunistas o de liberación racial, que encontraron en las revueltas de Stonewall un espacio de lucha.

Es por ello que a día de hoy existe en nuestro estado una manifestación alternativa a los actos del día del Orgullo gay, esa parade que monta el capitalismo rosa (ese  tan amigo de Isabel Ayuso), llamada Orgullo crítico, y que amparada en el recuerdo de los grandes nombres de Stonewall como Marsha, reúne a toda esa parte de la comunidad que rechaza la heteronorma, así como el capitalismo, el machismo, el racismo y la homofobia. 

Así que, este 28 de Junio, anímate a participar o a visibilizar, los actos  de una comunidad que lucha por los mismos valores que tu.

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Orgullosa, bollera y de clase obrera

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El pasado 26 de Abril se celebró el día de la visibilidad lésbica, un día para reivindicar que las lesbianas existimos en los espacios públicos y creemos que es muy importante que uno de esos espacios sean los centros de trabajo, donde tenemos todo el derecho a expresar libremente nuestra identidad.

En la comunidad LGBT+ es muy común, esconder la orientación sexual o el género en el trabajo. En primer lugar, por miedo a perder el puesto, y en segundo, por no verse expuestos al acoso y las bromas de los compañeros y compañeras.

Día a día, muchas lesbianas nos levantamos para ir a trabajar como cualquier otra persona, pero a diferencia de los demás, debemos esconder el nombre de la persona a la que amamos, incluso disimular un poco si tienes “pluma”. Esto genera ansiedad y malestar y puede desembocar en problemas de salud mental, que pocas veces se asocian al hecho de tener que esconder tu orientación.

Afortunadamente, cada vez somos más lesbianas las que con nuestra visibilidad abrimos el camino a otras mujeres que no tienen las armas o las redes de apoyo suficiente para enfrentarse a la lesbofobia que gobierna en sus centros de trabajo. Pero para nosotras tampoco es fácil, constantemente nos vemos acosadas con preguntas machistas acerca de nuestra sexualidad, el típico compañero que cree que te va a cambiar de acera, el dar por sentado que porque te gusten las mujeres vas a tener los mismos comportamientos machistas y sexistas que ellos, y con este panorama a veces se hace muy difícil acudir a trabajar.

Es por esto que la lucha obrera debe ser transversal, una lucha donde todes avancemos juntas, donde todos los seres humanos tengan derecho a un trabajo digno sin importar con quién se acuestan, a quién aman o qué identidad de género eligen. Por tanto el sindicalismo debe también señalar estas situaciones de desigualdad en los centros de trabajo.

A todas aquellas lesbianas que cada día van orgullosas a trabajar sin miedo, ¡gracias!, y a todas aquellas que sabiendo de lo cruel que puede llegar a ser aún esta sociedad y por tanto se esconden, ¡ánimo! y recuerda que ante cualquier situación de acoso puedes acudir a tu representante sindical, con su apoyo podrás llegar un día a trabajar y gritar con orgullo que te gustan las mujeres.

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