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Las consecuencias para la salud de la violencia de género
Las consecuencias para la salud del maltrato son «complejas» y en realidad afectan a todas las esferas de la vida de la víctima, desde las emociones hasta la personalidad, pasando por la salud física de la persona, así como por las funciones y capacidades cognitivas previas. El maltrato supone un cambio en las estrategias de afrontamiento de la vida por parte de la víctima, de su propio autoconcepto de persona, y de su relación con el mundo.
Más de la mitad de mujeres viven "violencia sexual normalizada" cuando salen de fiesta
El 57% de las mujeres en España afirma haber experimentado «situaciones de violencias sexuales normalizadas» en espacios de ocio a lo largo de su vida, algo que solo manifiesta el 4% de los hombres, según el ‘Informe Noctámbul@s 2016/2017’.
El documento analiza la incidencia de las agresiones sexuales en discotecas, conciertos, fiestas populares y otros ámbitos lúdicos y estudia la relación entre estos sucesos y el consumo de sustancias como el alcohol o las drogas. La mayor incidencia de agresiones sexuales en el ámbito nocturno y, especialmente, en entornos relacionados con el ocio se debe, según los responsables del estudio, a que en estas situaciones rigen otro tipo de normas sociales y «hay una alta permisividad».
Diario Público
La discriminación indirecta es la que agranda la brecha salarial de género
En España la igualdad salarial es un principio constitucional garantizado por ley, cuyo incumplimiento es sancionable, a pesar de lo cual existe una brecha del 14,9 % según Eurostat -que mide el salario por hora sin ajustar- y del 22,9 % según el Instituto Nacional de Estadística (INE) -que mide el salario anual y tiene en cuenta factores como ocupación, jornada o contrato-.
¿Dónde se abre la grieta que separa a hombres y mujeres teniendo en cuenta que es ilegal pagar diferente salario por igual trabajo? La respuesta hay que buscarla en aspectos menos obvios que tienen que ver con los condicionantes de género presentes en el mundo laboral.
El Diario
Las medidas para que las mujeres cobren igual que los hombres se muestran poco efectivas
Sara de la Rica, catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco, ha analizado la evolución de los salarios de quienes tienen ahora entre 46 y 50 años, estudios superiores y trabajan a tiempo completo, “para captar tanto hombres, y sobre todo mujeres, con gran vinculación al mercado laboral”. Entre los 23 y los 27 años, ellos ganan un 19% más que ellas y la distancia sube hasta el 25% para mantenerse estable a partir de los 30 años. En las diferencias centradas sólo en al salario base, De la Rica lo atribuye a que “los hombres promocionan más que las mujeres, y esto se hace evidente sobre todo a partir de los 30 años. Aquí pueden concurrir dos efectos: que las mujeres, al tener que compatibilizar familia con trabajo, vayan escogiendo ocupaciones que no sean ‘tan exigentes” en términos profesionales a costa de promocionar, y/o que las empresas no quieran promocionar a mujeres en edad de tener hijos, porque anticipan una mayor dedicación a la familia a costa del empleo”.
La Vanguardia
¿Por qué las mujeres cobran menos que los hombres?
El avance del informe “Brecha salarial y techo de cristal” de Gestha, está elaborado a partir de los datos extraídos de la estadística de mercado de trabajo y pensiones de 2016 de la Agencia Tributaria, y los ingresos salariales reseñados son los que mujeres y hombres cobraron por todos sus empleos en el año, con independencia de la duración del contrato y de que fueran percibidos de uno o más pagadores. Es decir, Gestha compara los sueldos totales anuales cobrados por hombres y mujeres, sean a tiempo parcial o a tiempo completo. Y las conclusiones no dejan lugar a dudas: la diferencia de sueldos entre unos y otras alcanza los 4.745 euros.
Nueva Tribuna
#MeToo: jaque global al machismo
«El interés del movimiento #MeToo es que ha elevado el acoso de problema individual -donde la víctima debía zafarse como pudiera- a problema estructural o político. Un cambio en el discurso que traslada la responsabilidad de la víctima al acosador y envía un mensaje a las mujeres: ningún hombre tiene derecho de pernada, no tienes por qué tolerarlo», explica Laura Nuño, directora de la cátedra de Género en la Universidad Rey Juan Carlos. «Parece que, por fin, el culpable es culpable y la víctima deja de ser culpable por ser víctima».