El colectivo y la fatiga pandémica

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La fatiga pandémica Dejar atrás los planes sociales nos hace perder parte de los estímulos agradables de la vida y eso nos mete en un círculo de sensaciones negativas. 
Debemos aprovechar la oportunidad para recuperar lo colectivo en el grupo de convivencia, en el local y en el global. Solo enfocarnos en lo colectivo.

La OMS acuñó el término fatiga pandémica como el cuadro físico y psicológico producido por las consecuencias experimentadas de la crisis sanitaria. Es un desgaste emocional derivado del estado de hipervigilancia, la incertidumbre y la falta de control que sentimos sobre la pandemia y nuestra vida. 

Sus síntomas más frecuentes son la apatía, la  frustración, la irritabilidad, el agotamiento o la desmotivación. También físicos como alteraciones del sueño, cansancio, dolores de cabeza, problemas gastrointestinales o sensaciones físicas de ansiedad. 

La vida para muchas personas se ha parado y solo consiste en trabajar y atender las necesidades del hogar. Las restricciones han conseguido en pocos meses lo que el sistema capitalista lleva intentando muchos años: reducir a las personas a productores y consumidores. las compras por internet y el consumo de productos audiovisuales de entretenimiento se han vuelto compulsivos. 

El ser humano tiene una gran necesidad de sentir control y la pandemia escapa a nuestro control; Los confinamientos, restricciones o anulación de planes por positivos nos impiden pensar en planes a largo plazo. 

Pero las personas necesitamos certidumbre, socializar, amar, soñar, volar y no nos dejan.

La situación nos limita pero es importante que tratemos de centrarnos en aquello que sí depende de nosotros mismos y vivamos día a día buscando reforzadores positivos

Es la oportunidad de cambiar las reglas del núcleo de convivencia (ej. pareja o hijos): en estos momentos que compartimos mucho más tiempo en el hogar tenemos la oportunidad de cambiar el reparto de las tareas domésticas y las actividades sobre las que se construye la convivencia. La crisis social necesita de nuestra solidaridad participando en los grupos de apoyo en nuestro entorno. En estos días que nuestras relaciones sociales están limitadas podemos participar en grupos virtuales con personas  que comparten nuestros sueños en todo el mundo. 

Es el momento de desarrollar proyectos comunes, de prepararnos para lo que vendrá construyendo el tejido de apoyo mutuo necesario. Debemos de enfocarnos en lo colectivo como única alternativa a esa “nueva normalidad” a la que nos quieren abocar basada en el aislamiento y el individualismo.

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