Fernando Fernán Gómez

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En la entrega de premios en la que el cine le reconocía su carrera, nos sorprendía con el saludo con las manos entrelazadas sobre su cabeza, saludando al mundo, con aquel gesto libertario de fraternidad y solidaridad obrera

Este próximo 21 de noviembre se cumplen 14 años de la muerte de unos de los referentes de nuestra cultura, se trata del escritor, actor y director de cine español Fernando Fernán-Gómez, que el pasado mes de agosto habría cumplido 100 años.

Nacido en Lima el 28 de agosto de 1921, durante una gira de sus padres en Lima, pero su partida de nacimiento fue expedida días más tarde en Argentina. Llegó a España cuando contaba tres años. Tras abandonar los estudios de Filosofía y Letras cuando comenzó la Guerra Civil. Fué miembro del sindicato de actores de la CNT desde 1936, del que decía que las asambleas anarquistas eran “tan aburridas como las misas de los domingos”. Aprendió las bases del oficio en una escuela de arte dramático organizada por la confederación libertaria, comenzando su carrera como actor, llevandole a debutar en mundo del teatro, su verdadera vocación, en 1938 en plena guerra civil y con un carnet cenetista en el bolsillo.

A partir de ahí toda una larga trayectoria como escritor, actor y director, en la que recibió prestigiosos premios, como el Premio Nacional de Teatro en 1985, el Premio Nacional de Cinematografía en 1989 o el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1995. En el 2000 recibió el Oso de Honor en el Festival Internacional de Cine de Berlín por toda su trayectoria, y en el 2001, la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.

Su personalidad era fuerte, no dejaba indiferente a nadie, reconociendo que tenía mal carácter llegando a decir a un periodista: “Miren ustedes, es público y notorio que tengo mal carácter, si hasta eso sale por televisión. Además, me interesa que se sepa y que se divulgue”. En una de sus últimas apariciones, en la entrega de premios en la que el cine le reconocía su carrera, nos sorprendía con el saludo con las manos entrelazadas sobre su cabeza, saludando al mundo, con aquel gesto libertario de fraternidad y solidaridad obrera.

Cuando Fernando Fernán Gómez murió, en noviembre de 2007, mucha gente se sorprendió al ver una bandera rojinegra anarquista cubriendo su féretro expuesto en la capilla ardiente.

Por último, el recordar una de sus frases que vienen muy bien a día de hoy: “En España no solo funcionan mal los que mandan, sino también los que obedecen.”

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