¿Cuándo se jodió Madrid?
Mi ciudad ya no es mi ciudad. Bueno, es mi ciudad pero poco a poco deja de ser parte de “mis patrias”. Ese espacio que amas y te hace libre viendo libre a los demás. Vuelvo a ella y cada día la reconozco menos, como a sus gentes.
Cuándo se jodió Madrid?. “En 1980 Todo era posible en aquel Madrid que acababa de salir de la larga noche del franquismo y comenzaba a pintarse con los colores del arcoíris. Enrique Tierno Galván, el Viejo Profesor nos invitaba a ser libres, creativos y felices. La habitaban gentes que no te preguntaban de dónde y a qué venías, que te daban la bienvenida a un proyecto de resurrección de Madrid que la convertiría no solo en la capital política y administrativa de España, sino en el motor de su modernidad y europeidad. Los barrios populares iban a dejar de ser grises, sucios e insalubres; la sanidad y la educación públicas iban a asemejarse a las del norte de los Pirineos; los trabajadores y los emprendedores iban a cumplir sus sueños”. (J.Valenzuela).
Seguramente como bien nos cuenta Javier Valenzuela “La primavera madrileña comenzó a marchitarse tras la muerte de Tierno Galván” y se convirtió en invierno con la larga degradación moral, social y económica del PP. El Tamayazo dio “de nuevo” entrada a la más brutal de las prácticas políticas de la derecha española. La compra de voluntades. Porque en este país la derecha o gobierna o…..gobierna. Y echó raíces creando una corruptura, una cultura de la corrupción, frente a la decencia común.
Antonio Machado la cantó en el momento más trágico de su historia llamándola “rompeolas de todas las Españas”. Qué pena don Antonio. Si viese usted Madrid convertida a golpe de bandera rojigualda en la Antiespaña . Madrid centro de alegría y vitalidad, solidaria compasiva y entregada. A través de la industria de la mentira es inquietante y triste. Mudada en una enorme barra de bar con pincho incluido. Decía Orwell que el nuevo fascismo vendría camuflado con la bandera de la libertad. Y es en ésta, mi ciudad, donde los humildes son tratados como delincuentes y los ricos, ay los ricos, protegidos como siempre lanzan soflamas de libertad para imponer la libertad de tratarnos como súbditos y siervos. Madrid sigue siendo una ciudad vitalista, por supuesto, pero desde el otoño de 2020 su nombre suena a muerte, a odio, a miseria, a egoísmo, a crueldad. Un sonido bien inquietante para quienes la habitamos desde el corazón y para los otros españoles y europeos. El nombre de Madrid, convertida en el epicentro continental de la pandemia del coronavirus, donde han muerto nuestros ancianos abandonados a su suerte. Donde hemos pasado de aplaudir a médicos, enfermeras, barrenderos, cajeras, reponedores…..a aupar a los miserables del odio y la mentira. Gentes sin rostro, personajes erráticos, desaforados y belicosos encarnados en IDA y sus patricios y asesores de salón, pluma y ondas radiofónicas. Gentes que dejan un reguero triste para la historia de la humanidad. Siempre aunaron fanatismo y dogmas, envueltos en palabras por las que nunca lucharon ni sufrieron. El Madrid de esta época de antiutopías es el Madrid donde crece la pobreza, la desnutrición infantil, la precariedad, la desigualdad, el odio, la intolerancia, la miseria y donde lo Público, garantía de Justicia, Igualdad y Bienestar ha sido rifado entre los cortesanos y aduladores, testaferros de los Señoritos de siempre con bandera en la muñeca y piso en el Barrio de Salamanca. En este mar de corrupción se asoma acaso la esperanza que vendrá de mano de los de siempre. De los seguidores y herederos de los fusilados, exiliados, de los que amaron y murieron por la libertad y sí amaban a su “patria” y a sus gentes. Su corrupción ha podrido todo, pero no a todos. Y en aquellos, en nosotros, esta volver al “pongamos que hablo de Madrid”.Procuremos no ser la “Zona de Sacrificio” donde el resto de las Españas se miren y no se conviertan en este Madrid. Muy triste, sí. Y sin embargo, volveré a Madrid, volveré a mi hogar.
(Azarias)