Ninguna mujer nace para puta – María galindo y Sonia Sánchez
Las autoras consideran la prostitución otra forma de explotación dentro del sistema capitalista. Es violencia sexual hacia las mujeres. Estas escritoras y activistas latinoamericanas escriben este relato autobiográfico de dos mujeres que fueron explotadas sexualmente explicando su experiencia y su activismo en Argentina y Bolivia.
Este libro explica que “la puta” no tiene decisión sobre su propio cuerpo: es una “mujer-máquina de hacer dinero” para otros. “La puta no significa, ni expresa nada”, solo mueve dinero y hay toda una industria montada en torno a la entrega de su cuerpo.
considera que “la puta es la cara oculta de esta sociedad y de este Estado hipócrita y machista” y la omisión que se hace de ella posibilita que suceda lo que sucede. “Existencia no solo sin contenido y sin valor para la sociedad, sino sobre todo en una existencia que no afecta, no interpela ninguna de las estructuras sociales”.
Considera “indignante y doloroso que otras mujeres no te vean, no te sientan, no te escuchen; que reproduzcan el lenguaje y la actitud del patriarcado reforzándolo”. Explica las estrategias de autojustificación de muchas prostitutas como la maternidad, el vínculo amoroso con el proxeneta (fiolo), etc.
A la prostitución se llega “muda” y “la mudez y el silencio están construidos de muchos pedazos de violencia que no son todos iguales y que taponan y bloquean, no solo tu posibilidad de hablar, sino también de pensar y de respirar”.
Trata de la culpa … “al principio, cuando venía la policía y nos subía con brutalidad al patrullero, nosotras pensábamos que éramos culpables”. “Hemos sido criminalizadas con un discurso que hemos introyectado y se ha hecho carne en nosotras”. Por eso es importante interpelar a la sociedad. “No diciendo que soy inocente, sino haciendo responsable a la sociedad de forma directa”.
Hay quién dice ayudar, como el asistencialismo y la caridad que “solo sirven para mantenerte dónde estás...” (Iglesias, ONGs, sindicatos, …)
El “Estado proxeneta” utiliza los programas de inclusión social para sostener el sistema y donde el proxeneta, el prostituyente y el policía son socios. y en ocasiones aíslan a la puta “para que no contagie”. Y considera que “todo prostituyente es un explotador”.
Da importancia al lenguaje y considera que palabras como “Trabajadora sexual” sólo maquillan la situación. Explica también formas de luchar fuera del victimismo y poniendo el cuerpo en la lucha.