Cosas de locos

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Este sábado se ha celebrado en Madrid el V aniversario del Orgullo Loco. Las personas psiquiatrizadas son parte del colectivo invisibilizados de las enfermas psíquicas.

El Orgullo Loco nació en Canadá. El 18 de septiembre de 1993, una marcha de personas psiquiatrizadas y activistas recorrió el barrio de Parkdale, en Toronto, para combatir el estigma y reivindicar su sitio en la sociedad.

Ya Foucault habló en su clásica Historia de la locura del papel de la locura en el sistema disciplinario y forma parte de la sociedad paliativa descrita por Byung Chul Han. El sistema ha utilizado la psiquiatrización para neutralizar personas que no se adaptan  al sistema disciplinario y lo sigue haciendo para quién no se adapta a la nueva sociedad del rendimiento.

Experimentamos tristeza cuando perdemos a alguien cercano, miedo cuando sentimos peligro, rabia cuando nos ofenden o indignación cuando nos maltratan. Estas emociones negativas no constituyen trastornos mentales pero son sentimientos que no se adaptan bien a la sociedad del rendimiento donde se utiliza como sistema de control la felicidad. Así se recurre a la psiquiatrización de estas personas (o a la terapia psicológica) evitando los sistemas tradicionales de la curación natural: el tiempo, el apoyo sociofamiliar, hacer cambios, etc. 

Las enfermedades mentales no dejan de aumentar en el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM) colaborando con la creciente psiquiatrización y  medicalización de la vida.  

A las personas con trastornos mentales se las ha sometido a trepanaciones, lobotomías, inmersiones en agua helada y hasta se las ha exorcizado. Actualmente todavía se las somete a electroshock, inmovilizaciones, y sobre todo a medicalización. La violencia psiquiátrica es violencia institucional; estas prácticas son la norma y forman parte de los protocolos dentro del sistema de salud mental.

Habría que cambiar cómo se concibe el dolor: se ve como una desviación;ese dolor molesta porque señala a la sociedad. No debemos negar el sufrimiento psíquico, pero tampoco debemos castigarlo, abordarlo de forma violenta o privando al sujeto de su capacidad de decisión.Las medicinas psiquiátricas facilitaron el cierre de los manicomios impulsado por el movimiento de la antipsiquiatría en los años setenta del siglo pasado y que reivindicó los derechos del paciente y consideraba que “bajo toda enfermedad psíquica hay un conflicto social.Franco Basaglia. No fallan nuestros cerebros; falla el sistema. En nuestro país, más de 2,5 M de personas consumen psicofármacos. Su utilización se fundamenta y justifica en el modelo biomédico de salud mental que defiende un origen biológico para los trastornos mentales. Pero en realidad “ningún trastorno psiquiátrico ha sido indiscutiblemente vinculado a una alteración bioquímica concreta”. Cuando te diagnostican, no lo hacen a través de pruebas, sino por medio de un manual cuya interpretación es subjetiva. El resultado es la patologización y subsecuente medicalización de la sociedad.

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