El individuo y la salida de la crisis
En tiempos de incertidumbre los individuos debemos ser conscientes de nuestra capacidad para influir en los cambios que se producen. Es vital que siendo consecuentes con nuestra utopía nos involucremos en el diseño de la sociedad del futuro. |
Estamos viviendo unos acontecimientos cuya trascendencia difícilmente se puede percibir desde la cercanía. El mundo está cambiando a nuestro alrededor mientras nosotros permanecemos atrapados en la incertidumbre del presente. No obstante, debemos mantener nuestra visión a corto y medio plazo para poder dirigirnos hacia nuestra utopía.
No es suficiente con exigir a los responsables una respuesta apropiada ante la situación. Debemos ser conscientes de la importancia de las acciones de cada uno de nosotros como parte de un sistema complejo adaptable. Somos agentes que interactuamos y que modificamos nuestras reglas a medida que acumulamos experiencia haciendo emergen nuevos comportamientos. Esto es compatible con que haya actores con más poder; pero ese poder dista de ser el control absoluto que (de forma ingenua) se les atribuye.
El impacto de cada una de nuestras acciones individuales en el resultado final no es despreciable. En nuestras acciones debemos mantener el enfoque en nuestra utopía de una sociedad libre, igualitaria, autogestionada e integrada en nuestro medio ambiente. Una visión en continua evolución lejos de dogmatismos bloqueantes.
Nuestros actos han de orientarse a ser consecuentes con este objetivo. Hemos de empoderarnos y utilizar todos los medios a nuestro alcance para:
- Denunciar (pública y legalmente) las prácticas antisociales en la gestión pública y privada.
- Comprender el funcionamiento y gestión de nuestra sociedad.
- Desarrollar y fomentar prácticas de democracia directa.
- Participar activamente en la construcción de movimientos sociales autónomos y populares, “inserción social”.
Para eso es necesario que como individuos seamos consecuentes y nos involucramos personalmente en nuestras empresas, barrios y organizaciones para asegurar que nuestro deseo de libertad se plasme en el devenir de nuestra sociedad y del mundo que se está construyendo ahora.
Para que este compromiso sea eficaz tenemos que dotarnos de las herramientas para poder actuar lo más eficazmente posible que no son otras que la formación continua y la mejora de nuestras competencias para poder hacernos cargo de esta nueva sociedad.