Quitemos nuestro grano de arena

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No siempre podemos hacer lo que queremos, pero siempre podemos elegir no hacer lo que no queremos. 
El boicot es una herramienta potente para el cambio social que debemos utilizar.

La resistencia no violenta es una táctica de protesta relacionada con la desobediencia civil que propugna el logro de un cambio político, social y cultural sin necesidad del empleo de la violencia como arma política. En la práctica utiliza protestas simbólicas y actos de no-cooperación políticos y económicos.

Gene Sharp clasificó los métodos no violentos en tres grandes grupos: primero, protesta, persuasión o denuncia; segundo, no cooperación; y tercero, intervención o acción directa. La Institución Albert Einstein ha sido acusada de haber estado detrás de las revoluciones de colores.

Una persona no siempre puede conseguir los cambios que considera necesarios en la sociedad pero siempre podemos evitar colaborar con lo que consideramos dañino.  Una persona o colectivo puede retirar de forma deliberada y consciente su apoyo a ciertas estructuras o prácticas.  El boicot económico, relacionado con el consumo responsable, se niega a adquirir productos de fabricantes o comercializadores que no respetan los derechos humanos y/o laborales.  Es decir, el boicot permite poner nuestros valores como elemento de decisión  en nuestro consumo.

Lo característico del boicot es que es puramente voluntario, un intento de persuasión y, por tanto, que es un instrumento perfectamente legal y lícito de acción, incluso desde el punto de vista capitalista, que puede disminuir los clientes de una empresa y por tanto rebajar el valor de su propiedad. 

Son múltiples las empresas y productos que deberíamos boicotear por su responsabilidad en la explotación de la naturaleza y la sociedad. No obstante, más que hacer listas interminables, creemos importante utilizar esta herramienta con conciencia informando el motivo de cada una de las propuestas de boicot.

A partir del siguiente número haremos sugerencias sobre empresas o productos para que nuestros actos de consumo no colaboren en el mantenimiento de este sistema injusto. Nuestro objetivo es que tomemos conciencia de cómo hacer valer nuestro poder como consumidores para propugnar el cambio social.

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